Safo
Safo, fue una poetisa
griega que vivió hace unos 2.600 años en la Isla de Lesbos, situada en la
ribera oriental del Mar Egeo, y sobre cuya vida apenas existen datos precisos.
Su fama ha mezclado realidad con leyenda, ignorándose incluso la certeza de las
fechas de su nacimiento y muerte. Se calcula su nacimiento entre los años 650 y
610 AC en Mitilene o bien entre 630 y 612 AC en Eresos, mientras que su muerte
se fecha alrededor del 570 al 580 A.C. aparentemente en Léucade. Grandes autores como Platón (que la
llamó la Décima Musa), Boccaccio, Baudelaire, Lord Byron, Ezra Pound o Virginia
Woolf sintieron por ella gran admiración. Grandes artistas de todos los tiempos
como Rafael, Klimt, Rodin, Jacques-Louis David, Delaunay, hicieron obras con
Safo como protagonista.
Safo, pertenecía a una familia era noble y adinerada (su padre era
comerciante de vinos llamado Skamandar). Su madre se llamaba Kleis. Safo fue la
mayor y la única mujer de tres hermanos: Kháraxos que fue amante de la hetaira
dórica llamada Rodope; Eurgio y Lárico, quien fue nombrado copero del
ayuntamiento de Mitilene. Safo era una niña cuando su padre fue llamado a la
guerra entre Lesbos y Atenas por la posesión de Sigui, una pequeña colonia
cerca del estrecho de los Dardanelos. En esa guerra Skamandar murió. A la
muerte de su padre, tomó las riendas del negocio, haciéndolo prosperar e
introduciendo en él a sus hermanos.
Después de un tiempo se casó con
un rico mercader de Siracusa, Kerkilos, y tuvo una hija llamada Kleis. Safo amó
tanto a mujeres como a hombres, algo que entre los antiguos griegos se
consideraba aceptable, y en sus versos cantó su amor hacia las mujeres sin
tapujo alguno, lo cual hizo que a lo largo de los siglos sus detractores se refirieran
a ella de forma despectiva. Como es bien sabido el nombre Safo dió origen al
término sáfico, mientras el lugar de su nacimiento, Lesbos, es el origen del
término lesbianismo. Horacio, quien admiró su obra, la llamó “mascula Sappho”,
pues aseguraba que la “parte masculina de su carácter explica su amor y la clave
para comprender su poesía”. Aunque en Grecia esto era aceptable, con el paso de
los siglos se la trato despectivamente, siendo el origen del término de
lesbianismo. Lesbos, al ser una isla de tránsito, recibía numerosas
influencias, por eso tenía los mismos derechos las mujeres que los hombres,
cosa que no sucedía en Atenas. Participó en las luchas políticas de Lesbos, en
la conspiración fallida contra el tirano Pítaco, que la perdonó la vida
desterrándola. Vivió el exilio en Siracusa (capital de la isla de Sicilia)
donde se casó y le sirvió para viajar y conocer otras culturas. Seis años
después Pitaco la perdonó y volvió a Lesbos. Incluso llegó a respetarle. Fundó
en Lesbos una escuela o academia al
estilo de la de Platón denominada “Casa de las servidoras de las Musas” (considerada
la primera universidad del mundo exclusiva para mujeres) en ella se enseñaba a
las mujeres: arte, canto, danza y literatura. Sado, escribió en dialecto
eólico, nueve libros de Odas, elegías e himnos y numerosas canciones nupciales para sus alumnas cuando
se iban a casar. En aquella época los poemas no solo se leían, sino que también
se cantaban y bailaban, acompañados de una flauta, cítara o lira, por lo que
Safo compuso ambas cosas.
Entre sus obras destacan El adiós a Atthis, que escribió
cuando Atthis, de la que estaba enamorada, fue retirada de su enseñanza y fue
casada por su familia, es un doloroso poema de amor (o en su caso desamor) en
el cual vierte la tristeza y sensibilidad los estragos que puede causar en
alguien el amor perdido. También se encuentra entre sus obras destacadas la Oda a Afrodita, en la cual Safo hablando en primera persona,
pide a la diosa que le sean otorgados los amores de alguien. Para Safo,
Afrodita es la diosa que concede los favores amatorios, es la confidente, la
que intercede, la que acude cuando el sentimiento amoroso conduce a la
desesperación. La oda a Afrodita ha llegado hasta nosotros porque fue
citado por Dionisio de Halicarnaso, un escritor del siglo I A.C. Aparentemente,
quien se niega a aceptar el amor de Safo es una muchacha, aunque esto no es
seguro, pues lo único que indica el sexo de la amada es la ausencia de una
letra al final de la sexta estrofa. Algunos filólogos agregan al final de esta
estrofa una letra ni (equivalente a la ene del español) y con esto aseguran que
el sexo del amor de Safo es indeterminado. Ellos también se basan en que
Afrodita es la diosa del amor heterosexual y ella no atiende ruegos de amores
homosexuales, como sería el caso si se tratara de una muchacha. La
sensibilidad y delicadeza propias del mundo femenino son las protagonistas de
sus poemas; sentimientos encontrados con su círculo de alumnas, como los celos,
el amor, la decepción, la alegría y la rivalidad; no son censurados sino que
son plasmados en su total extensión. El mundo sáfico es un mundo totalmente
femenino, la rudeza y fuerza son descartadas totalmente de sus poemas aunque en
algunos de éstos la figura masculina está presente, pero quizá solamente como
un complemento de la femenina que es la realmente enaltecida en la poesía
sáfica (Se denomina sáfica a la poesía
que consiste en estrofas de tres endecasílabos y un adónico final de
once sílabas, se caracteriza por su sencillez, intimismo, y sentimiento) Es una
poesía femenina, frente a la épica y de
las gestas militares de la época.
Según una leyenda, Safo se suicidó
arrojándose desde un acantilado en la isla de Léucado por un desengaño amoroso con el marino Faón,
aunque este hecho tiene poca credibilidad y no hay evidencias que lo confirmen.
En todo caso se dice que Safo murió aproximadamente los 55 años de edad. Su
poesía fue muy admirada ya en la antigüedad y sirvió de fuente de inspiración a
poetas, como los latinos Catulo y Horacio y fue recopilada por los
alejandrinos. Sin embargo muchos autores posteriores la despreciaron e
injuriaron, a pesar de lo cual ella ha conseguido ser inmortal, sus poemas
fueron destruidos por la intolerancia de cristianos, (parece ser que en el año
1073 D.C. el Papa Gregorio VII ordenó quemar todos los manuscritos con los
poemas sáficos, considerados inmorales y pecaminosos) y musulmanes que
prendieron fuego a la famosa biblioteca de Alejandría. Se consideró literatura
impúdica y así nos despojaron de un invaluable e irremplazable patrimonio de la
humanidad. Después del incendio no quedó
ni rastro de su poesía hasta que en 2004 unos arqueólogos hallaron unos
sarcófagos en Egipto, hechos como de cartón de piedra con unas vendas, en las
que había una trascripción de los escritos de la Décima Musa: Oda a las Nereidas y otros seis poemas mutilados que
-junto con los extractos rescatados de Oda a Afrodita- son los únicos sobrevivientes
de su vasta obra literaria, la cual sin duda es una delicia para los sentidos,
cargada de auténtica sensibilidad y sencillez (y claro, no exenta de profundidad).
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