Suetonio
Cayo
Suetonio Tranquilo fue un alto funcionario del imperio romano, próximo a los
más destacados personajes de la época e incluso al mismo emperador Adriano. Sin
embargo en el año 122 cae en desgracia y se retira a una vida privada y oscura
dedicada a la redacción sus libros. Los mismos puestos que desempeñó
anteriormente (entre otros, responsable de las bibliotecas públicas y de los
archivos oficiales) le permitieron acopiar información suficiente para sus
obras.
De
las que han sobrevivido al paso de los siglos destaca especialmente una de
ellas. Las vidas de los doce
Césares recoge las biografías
de Julio César y de los once primeros emperadores. Pero su popularidad a lo
largo del tiempo deriva en que no se centra exclusivamente en los hechos
oficiales (cargos, acceso a la púrpura, su actuación política y guerrera) sino
que atiende especialmente a la personalidad y conducta concreta de los doce
personajes. De ellos le interesa su talante, sus costumbres, sus virtudes y sus
vicios públicos y privados, hasta los más escandalosos. Cada una de las Vidas se convierte así en un conjunto
llamativo de anécdotas que, si bien tiende a quedarse en lo superficial del
personaje, asegura la amenidad, el interés y el disfrute de su lectura.
Suetonio era, como otros historiadores romanos, afecto a los detalles, las anécdotas, y gustaba de componer un dibujo bien perfilado de los ilustres personajes de cuya vida hablaba. Tanto es así que se esmeraba en resaltar luces y sombras, relieve moral del biografiado, más que en exponer un sesudo análisis histórico y político de su circunstancia.
Obras
Su obra fue extensa
y tanto en la lengua latina como en la griega pero, por desgracia, de toda ella
tan sólo se han conservado dos obras. La primera, completa, es sus Vidas de los doce césares (De vita
Caesarum o De vita duodecim Caesarum, libri VIII). La
segunda, en estado más fragmentario, es su De viris illustribus («Sobre
los hombres ilustres»), un compendio biográfico. Del resto solo nos quedan los
títulos o algunos pasajes.
El De viris
illustribus agrupaba vidas de destacadas personalidades romanas en
cinco categorías:
1. Poetas a partir
de Livio Andrónico.
2. Oradores
desde Cicerón.
3. Historiadores
desde Salustio.
4. Filósofos romanos.
5. Gramáticos y
retóricos.
Fue obra muy
importante y San Jerónimo se sirvió de ella para anotar
sus propias biografías de escritores eclesiásticos. Pero nos ha llegado muy
incompleta y estragada. Posiblemente formaba parte de una obra mayor hoy
perdida, su Pratum de rebus variis (que algunos creen eran en
realidad dos obras distintas, el Pratum y el De rebus
variis). La parte conservada intacta parece ser los libros 11-19. Es
enteramente de su mano su Vida de Terencio y quizá
también la deVirgilio, Tibulo, Lucano y Persio.
Aparecen más contaminadas, retocadas o refundidas por escritores posteriores
las de Horacio, Pasieno Crispo y Plinio el
Viejo, que por estas razones se aparecen como de autenticidad dudosa o
interpoladas.
Suidas ofrece los
títulos de otras obras perdidas o que se conservan fragmentariamente: un libro
sobre las diversiones griegas, otro sobre las palabras injuriosas o de mal
agüero, otro sobre los signos y abreviaturas en los libros (que parece fruto de
sus trabajos bibliotecarios) y otro sobre el De re publica de Cicerón escrito al
parecer para alabar al escritor latino y contradecir al gramático Dídimo de Alejandría. También, bajo un
título tan genérico como Roma, reunió diversos trabajos de sesgo
anticuario, erudito y costumbrista sobre los juegos y luchas de los romanos, su
calendario y sus nombres, vestidos, usos y costumbres. El gramático de Cesarea Prisciano,
del siglo VI, nos ha transmitido el título de otra obra suya, De
institutione officiorum, compuesta cuando era secretario de cartas del
emperador Adriano. De regibus constaba de tres libros y
consignaba los reyes de Europa, Asia y África. Sobre las meretrices
célebres, mencionado por Juan Lido, quizá estuviera
escrito en griego. Servio menciona también De vitiis corporalibus ("Sobre
las enfermedades del cuerpo"), que el alemán Martin Schanz cree constaba
de doce libros.
La vida de los doce cesares
Su obra capital,
terminada hacia el año 121, fue las Vidas de los doce césares, citada también
como Vitae Caesarum, una serie de biografías de los once primeros
emperadores, de Augusto a Domiciano, añadiendo al
principio la de Julio
César. Es obra dedicada a su citado amigo y prefecto del pretorio Cayo Septicio Claro.
Esta obra ha
brindado a la Historia gran cantidad
de datos sobre la vida privada y el gobierno de los emperadores romanos, aunque
en ocasiones se centra más en cuestiones superficiales anecdóticas,
supersticiosas o escandalosas, por las que el autor sentía una característica
curiosidad; no hay, pues,
que buscar en él un estudio profundo de los hechos históricos. Pese a ello, el
libro fue muy popular durante la Edad Media gracias
también a su estilo de escritura fluido y llano, libre de artificios, en el que
Suetonio pone siempre en primer lugar del párrafo la palabra más importante;
usa tecnicismos, términos griegos y muchas citas, a veces bastante extensas, de
poetas y escritores clásicos grecorromanos, cartas y documentos oficiales. La
estructura conjunta es puramente romana al contrario que las de las biografías
griegas: estirpe, familia, nacimiento, educación, toga virilis,
comienzos de la carrera, empresas guerreras, vida privada, prodigios, muerte,
testamento. Cada vita o biografía aparece aquí aséptica de
todo sentido o interpretación ética o política, al contrario que en sus
predecesores Plutarco o Cornelio
Nepote: nunca ofrece juicios morales aunque esté describiendo auténticas
monstruosidades o abominaciones, que nunca ahorra al lector; las describe con
una absoluta frialdad y deja al lector toda condena de esos vicios. Acaso
pretendía moralizar a la inversa y, cuando no encontraba ejemplos de virtud,
ofrecer antiejemplos.
Página de la Vida de
los doce césares. Impreso por Robert Estienne, 1540, Francia.
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